CONTENIDOS
1. Introducción
La inauguración de Joe Biden como Presidente de EEUU el 20 de enero supone un cambio de rumbo radical con respecto a lo que ha sido el período liderado por Donald Trump. Sin lugar a dudas, va a tener un impacto significativo sobre las empresas internacionales que compiten o quieren competir en el mercado estadounidense, que analizaremos en detalle en este artículo.
Estudiaremos la profundidad del cambio esperado, teniendo en cuenta el funcionamiento de la política de EEUU y el poder limitado del Presidente, así como las prioridades de la nueva administración. Conoceremos a las personas elegidas para los puestos clave del gobierno que son más relevantes para las empresas internacionales. Abordaremos cuestiones como la evolución esperada en los acuerdos de comercio y aranceles, inmigración y prohibiciones de viajes. Finalmente identificaremos sectores que pueden presentar mayores oportunidades en esta nueva fase.
2. Capacidad real de Joe Biden para impulsar cambios significativos
El día 6 de enero los medios de comunicación de todo el mundo centraron su atención en el asalto al Capitolio, la sede del Congreso de EEUU en Washington DC, que incluye la Cámara Baja (House of Representatives) y el Senado. Una noticia que tuvo lugar ese mismo día, a la que apenas prestaron atención muchos medios, fue la confirmación de la victoria del Partido Demócrata en el estado de Georgia en la segunda vuelta de las elecciones al Senado, obteniendo los dos escaños que se estaban disputando. Este resultado dio a dicho partido 50 de los 100 senadores para la nueva legislatura, que con el voto de calidad de la Vicepresidente demócrata Kamala Harris supone un control, aunque frágil, del Senado. Esto se une a la mayoría absoluta que ya había logrado en la Cámara Baja, mucho más holgada.
Todo ello otorga a Biden una situación privilegiada para impulsar reformas, con el control de la Presidencia y de ambas cámaras por parte de su partido, algo que no se daba desde el período de 2008 a 2010 durante la primera presidencia de Obama. En este país no existe la disciplina de voto habitual en otras democracias, en las que es excepcional que un representante vote de manera diferente al rumbo marcado por su partido. Es habitual que los congresistas en ocasiones tomen decisiones de manera independiente en función de los intereses de su estado o distrito electoral. Además, el Partido Demócrata incluye a políticos de un amplio espectro con visiones divergentes sobre muchas cuestiones. Por otro lado, el sistema político estadounidense requiere un apoyo de dos tercios de una o ambas cámaras en algunos casos especiales, que incluyen la ratificación de tratados internacionales. Para complicar más las cosas, una regla muy particular del Senado llamada ‘filibustering’ permite al partido en minoría bloquear o retrasar la aprobación de leyes cuando no obtienen al menos un apoyo del 60%. Por estos motivos, Biden necesitará negociar con miembros de su partido, y en ocasiones con el Partido Republicano, las reformas legislativas más profundas.
Pero a priori el control del Congreso por parte de su partido permitirá a Biden diseñar la agenda legislativa, así como nombrar a los miembros de su gobierno y a nuevos jueces del Tribunal Supremo, dado que para la confirmación de los mismos por parte del Senado únicamente será necesaria una mayoría simple. En 2022 volverán a elegirse a un tercio de los senadores y a todos los miembros de la Cámara Baja, por lo que teniendo en cuenta el empate técnico actual, es de esperar que durante los próximos dos años Biden haga todo lo posible por impulsar sus reformas más profundas.
Es importante remarcar que Biden lidera un proyecto de centro en el que se evitan posturas del ala más radical del Partido Demócrata. También ha prometido hacer lo posible por unir al país tras unos años de polarización progresiva de la sociedad. Igualmente, su trayectoria de más de 30 años como senador y 8 años como vicepresidente está repleta de ejemplos que demuestran su capacidad de negociar y lograr consensos con políticos de distintos signos. Incluso fue capaz de desarrollar una gran amistad con líderes republicanos como John McCain, candidato a la presidencia en 2008. Por ello, es esperable que Biden será capaz de sacar adelante una buena parte de su programa electoral.
3. Prioridades de Biden
Durante su campaña y en repetidas intervenciones desde su victoria electoral, Biden ha dejado muy claras sus prioridades:
- Superar la crisis sanitaria originada por el COVID-19, que ya ha causado más de 400.000 muertos en el país y está en sus peores momentos. Desde noviembre se registran más de 200.000 nuevos contagios al día, y la media diaria de fallecidos supera ya los 3,000. Biden se ha comprometido a vacunar a 100 millones de estadounidenses en sus primeros 100 días en la Casa Blanca.
- Reactivar a la maltrecha economía. El nivel de desempleo está estancado por encima del 6.5% desde hace unos meses, después de una rápida reducción desde marzo. El fuerte crecimiento de la bolsa en 2020 (casi un 16% del índice SP500), muy asociado al de unas pocas grandes empresas tecnológicas, la rápida recuperación del Producto Interior Bruto (que saltó rápidamente de un -31.4% en el Q2 a un 33.4% en Q3) no reflejan la grave situación en la que se encuentran algunos sectores y un buen número de pequeñas y medianas empresas. Estamos en una recuperación no en forma de V ni de U, ni de L ni de W sino de K, con una desigualdad significativa entre sectores que se han recuperado con rapidez y otros que han entrado en un declive profundo y prolongado.
Para todo ello Biden acaba de proponer un nuevo paquete presupuestario de estímulo con un valor de $1.900.000.000.000, o sea, casi 2 trillones estadounidenses, o 2 billones europeos, de dólares. Su objetivo es múltiple e incluye proporcionar ayudas a las personas más desfavorecidas, apoyo a pequeñas empresas y gobiernos locales, y financiación de vacunas y pruebas de COVID-19. Tendrá que ser aprobado por el Congreso, pero a priori es probable que con algunas modificaciones pueda salir adelante.
El nuevo presidente, como hizo Obama en 2009 con el mismo Biden como Vicepresidente, se enfrentará a una fuerte crisis económica al inicio de su mandato. Se confía en que pueda repetir el éxito de Obama que consiguió frenar la Gran Recesión de 2008, dando lugar al inicio del período de crecimiento más largo de la historia de EEUU (desde junio de 2009 hasta que la pandemia lo pulverizó en febrero de 2020). Sin duda será de gran ayuda la fortuna de poder contar desde el inicio de su mandato con varias vacunas desarrolladas en un tiempo récord, en parte gracias a la gigantesca Operación Warp Speed liderada por el gobierno federal anterior y que deberían permitir inmunizar a una buena parte de la población en los próximos meses.
Una incógnita para los próximos años es cómo podrá el país asumir el coste de los distintos paquetes de estímulo que se han ido aprobando más el que está impulsando Biden. El ratio entre deuda nacional y producto interior bruto se ha disparado hasta el 127%, el nivel más alto de la historia superando el alcanzado durante la Segunda Guerra Mundial (donde llegó al 121%) y con expectativas de que pueda seguir creciendo en el futuro si no se aplican amplias reformas presupuestarias. Sin duda, antes o después será necesaria una reforma fiscal de gran calado que irá en sentido contrario a la implantada por Trump en 2017 y que supuso una importante reducción de impuestos para las empresas y una buena parte de la población.
4. Personas elegidas para puestos clave
Es interesante ver el perfil de los miembros del gabinete seleccionados por Biden que liderarán los ministerios con mayor impacto sobre empresas internacionales. No son puestos que reciban mucha atención de los medios, pero manejan directamente aspectos clave como son el comercio internacional y la inmigración. Su perfil nos puede dar una idea clara de las políticas que Biden quiere impulsar desde el nuevo gobierno. Todos ellos tendrán que ser confirmados por el Senado en los próximos días, pero salvo sorpresa no se esperan problemas por la escasa pero suficiente mayoría que ha logrado el Partido Demócrata en las últimas elecciones. Como veremos, se trata de personas de características muy diversas pero que comparten el hecho de pertenecer a familias de inmigrantes.
Gina Raimondo será la nueva ‘Secretary of Commerce’ o Ministra de Comercio, puesto que tiene una enorme influencia sobre todo lo relacionado con el comercio internacional pero que además asume competencias en aspectos tan diversos como el desarrollo industrial, la innovación tecnológica y el cambio climático. Con una edad de 49 años, es desde 2015 la gobernadora del pequeño estado de Rhode Island, que tiene una población de poco más del millón de personas.
Nieta de un inmigrante italiano, está considerada como una de las figuras más brillantes del Partido Demócrata y es una persona moderada en sus posiciones políticas. Educada en Economía y Derecho en Harvard, Oxford y Yale, trabajó en el sector financiero en empresas de capital riesgo antes de crear en el 2000 su propia empresa de inversión en la que todavía mantiene su participación. En el 2010 pasó al sector público e inició su etapa en el gobierno de Rhode Island. Aporta por tanto experiencia en diversas facetas, como ejecutiva, empresaria y gestora del sector público, que pueden ser de gran utilidad para su nuevo puesto.
Para los ignorantes que acusan a Biden de ser socialista, el mensaje no puede ser más claro: Gina Raimondo es una empresaria con una visión del progreso basado en el desarrollo económico y el comercio. Como Gobernadora de Rhode Island en los últimos 5 años, tuvo una labor destacada atrayendo inversores privados a su estado que crearon miles de puestos de trabajo.
Es un contraste significativo con su predecesor, Wilbur Ross, un empresario multimillonario amigo de Trump y de perfil altamente proteccionista. Gina Riamondo tendrá como uno de sus grandes retos desarrollar una relación constructiva y mutuamente beneficiosa con China, y restaurar las relaciones con aliados comerciales tradicionales como la Unión Europea.
Katherine Tai será la nueva ‘US Trade Representative’ o Representante de Comercio de EEUU, puesto considerado como parte del Gabinete del Gobierno junto a los ministros y que por tanto es un subordinado directo del Presidente. Desde dicho puesto, liderará el ‘Office of the US Trade Representative (USTR)’ u Oficina Representante de Comercio Internacional de EEUU. El USTR es la agencia responsable de desarrollar y recomendar la política de comercio internacional al Presidente de EEUU. También se ocupa de negociar acuerdos de comercio con otros países.
Tai, de 45 años, de padres chinos, habla perfectamente mandarín y es una abogada formada en Yale y Harvard. Tiene una amplia experiencia en aspectos de comercio internacional como parte de USTR desde 2007. Jugó un papel clave como representante de la Cámara Baja del Congreso en la negociación con la administración Trump que dio lugar al tratado de libre comercio USMCA entre EEUU, Canadá y Méjico, aprobado en julio de 2020 reemplazando al NAFTA.
Tendrá la difícil labor de hacer realidad el mandato de Biden de restaurar las relaciones comerciales con los aliados de EEUU, entre los que se encuentra la Unión Europea. También asumirá la misión de mejorar la relación comercial con China, pero siempre asegurando el cumplimiento de lo que el nuevo Presidente considera principios básicos, como el respeto a la propiedad intelectual y a derechos esenciales de los trabajadores para asegurar una competencia justa.
Aunque la prioridad de la nueva administración será relanzar a la economía, la resolución de algunas guerras comerciales y la racionalización de los aranceles, siempre que pueda hacerse de manera favorable para los intereses estadounidenses, será igualmente una de las prioridades de Tai.
Alejandro Mayorkas será el nuevo ‘Secretary of Homeland Security’ o responsable del Ministerio de Seguridad de la Patria (Department of Homeland Security o DHS) que incluye, entre otras agencias, el United States Citizenship and Immigration Service (USCIS) o Servicio de Inmigración y Ciudadanía de EEUU. El USCIS regula todo lo relacionado con los visados necesarios para residir en los EEUU y por tanto tiene un impacto directo sobre las actividades de empresas internacionales.
Nacido en Cuba en 1959, llegó al año siguiente como refugiado a EEUU con sus padres, ambos judíos, huyendo de la revolución castrista. Su padre era un empresario cubano y su madre una rumana que había logrado escapar del Holocausto en los años 40. Criado en California se formó como abogado en las Universidades de Berkeley y Loyola. Si es confirmado será el primer inmigrante y primer hispano en ocupar ese puesto.
Alejandro tiene una larga trayectoria en el sector público que le debería permitir ser resolutivo desde el primer día. Dirigió el USCIS desde 2009 a 2013 bajo la primera presidencia de Obama y posteriormente fue el número dos del ministerio que ahora dirigirá, como ‘Deputy Secretary’, de 2013 a 2016.
Su etapa anterior liderando el USCIS, durante la cual desarrolló programas valorados muy positivamente por las comunidades de inmigrantes como el DACA, permite pronosticar una actitud mucho más amistosa con respecto a la inmigración de lo que ha tenido el país durante la etapa Trump.
5. Comercio internacional
Sin duda es de esperar un cambio sustancial en este aspecto. La actitud de Biden de multilateralismo ya ha sido demostrada con decisiones que serán aplicadas de manera inmediata como volver a unirse al Tratado de París sobre Cambio Climático o el regreso a la Organización Mundial de la Salud. La normalización de las relaciones (políticas y comerciales) con sus principales socios, entre los que se encuentra la Unión Europea, es una de las prioridades de Biden.
En particular, se ha recrudecido significativamente durante la era Trump la tensión comercial con Europa. En noviembre de 2020 la Unión Europea impuso aranceles sobre 4.000 millones de dólares de importaciones de productos estadounidenses, aplicando la autorización otorgada por la Organización Mundial del Comercio (OMC) en su resolución sobre la reclamación por las ayudas públicas otorgadas a Boeing. Estos aranceles son similares a los impuestos por EEUU a la UE en 2019 (7.500 millones de dólares), también autorizados por la OMC por ayudas públicas a Airbus. La UE ha remarcado su interés en negociar de manera inmediata con EEUU una reducción de los aranceles en ambos lados y confía en que esto sea mucho más fácil con el nuevo Presidente.
Biden aboga por un orden internacional basado en reglas, liderado por Estados Unidos, con énfasis en reducir las barreras comerciales, pero estableciendo estándares de comercio globales. Un ejemplo es su interés en renegociar el TPP (Trans-Pacific Partnership)
Esta posición no difiere esencialmente de la adoptada por Biden en su larguísima etapa como senador de 1973 a 2009 (apoyó el North American Free Trade Agreement o NAFTA en 1994), y como Vicepresidente de EEUU entre 2008 y 2016 durante la era Obama, período que impulsó de manera decidida diversos acuerdos de libre comercio y una actitud multilateralista. No todo fueron logros, el gigantesco acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (Transatlantic Trade and Investment Partnership Agreement o TTIP) no llegó a cerrarse.
Es de esperar que la nueva administración retome la colaboración internacional en el marco de la Organización Mundial del Comercio y busque vías para acabar con las guerras de aranceles de los últimos años. También es posible que, a medio plazo, Biden considere impulsar acuerdos como el TTIP con la UE. No debe olvidarse que a corto plazo su prioridad será, sin duda, la creación de puestos de trabajo, y que tendrá que lograr los apoyos necesarios en el Congreso para poner en marcha las grandes reformas y ratificar tratados internacionales.
De cualquier manera, hay que remarcar que los aranceles y los tratados de libre comercio afectan muy directamente a ciertos sectores exportadores, pero no a un alto porcentaje de empresas internacionales con negocios en EEUU.
6. Inmigración y prohibiciones de viajes
Desde junio de 2020 existe en EEUU una suspensión de los permisos de residencia permanente (“Green Cards”) y de los visados H-1B, H-2B, J-1 y L-1 (excluye a los visados E-2 de Inversión). En una de sus últimas decisiones, el 31 de diciembre de 2020, Trump extendió la medida hasta el fin de marzo de 2021, bien entrada la Presidencia de Biden. La justificación esgrimida para esta medida es proteger los puestos de trabajo de los estadounidenses ante un enorme crecimiento del desempleo ocasionado por la crisis derivada del COVID-19. Ha encontrado una férrea oposición de organizaciones como la Cámara de Comercio de EEUU o la Asociación de Fabricantes, que han declarado que esta medida daña gravemente los intereses económicos del país y han llegado a lanzar demandas judiciales, algunas de las cuales han tenido éxito.
Por otro lado, desde la primera mitad del 2020 existen una serie de prohibiciones de viaje que, con pocas excepciones, impiden entrar en el país a viajeros que han estado en los 14 días anteriores en China, Brasil, Irán, el Reino Unido o los países del pacto de Schengen (la mayoría de los europeos). El origen de esta medida es la intención de limitar la transmisión del coronavirus asociado a COVID-19. Lo cierto es que esta lista no se ha actualizado en ningún momento para reflejar el estado del nivel de contagios en cada país, habiendo quedado incluidos de forma permanente naciones que han pasado por fases con un nivel muy inferior al de EEUU, y no ha incluido a otras con situaciones mucho más desfavorables. Tampoco se han definido criterios que permitan saber cuándo se podrán modificar las restricciones. De manera inesperada y a dos días de su salida de la Casa Blanca, Trump anunció el 18 de enero el levantamiento de las prohibiciones de viajes desde Reino Unido, Brasil y países del área Schengen, pero de manera inmediata un portavoz del Presidente entrante Biden indicó que se mantendrían las restricciones por el momento.
El impacto de ambas medidas sobre innumerables empresarios, ejecutivos, profesionales y estudiantes de todo el mundo, así como sobre sus familias, es inmenso. La actitud más favorable a la inmigración por parte de Biden en comparación con Trump, unida a la necesidad de fomentar la inversión extranjera para resolver la grave crisis económica actual, deberían facilitar una progresiva resolución del bloqueo existente sobre la mayor parte de los visados utilizados habitualmente por las empresas para trasladar a sus empleados y una racionalización de las prohibiciones de viaje en los próximos meses a medida que las circunstancias lo vayan permitiendo.
Una señal inmediata de su posición mucho más abierta sobre la inmigración es el reciente anuncio de Biden de promover en su primer día como Presidente una ley que permitirá regularizar a medio plazo la situación de los más de 11 millones de inmigrantes ilegales que residen en el país.
7. Oportunidades para empresas internacionales
Algunos sectores son especialmente interesantes:
- Energías renovables y tecnología limpia: Es de esperar que en la era Biden, que ya ha mostrado su compromiso con volver al Acuerdo de París contra el Cambio Climático, aumente de forma dramática la demanda de tecnología para el uso de energías renovables, vehículos eléctricos y cualquier otra que contribuya en este sentido. Biden ha asumido el objetivo de cero emisiones netas de carbono en el 2050. Algunas empresas internacionales ya están buscando aprovechar la oportunidad, como ilustra la reciente compra por parte de la española Naturgy de una empresa solar en EEUU que representa una inversión de casi 1.500 millones de euros.
- Tecnología: El COVID-19 ha acelerado 5 años en muchas áreas la transición hacia una economía digital y ha incrementado exponencialmente el uso de tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial. La congelación de la inmigración, que afecta muy directamente a la disponibilidad de ingenieros que venían habitualmente con un visado H-1B, ofrece oportunidades para empresas que puedan proporcionar productos y servicios desde fuera del país. Por otro lado, Biden ha comunicado claramente la enorme importancia que otorga a la ciencia y la tecnología como pilares para su toma de decisiones y como base para la recuperación económica que pretende lograr.
- Biotecnologia / Farma: obviamente todo producto o servicio que ayude a luchar contra COVID-19 tendrá una demanda casi ilimitada, pero la demanda y el nivel de inversión en este sector se ha disparado durante la pandemia en todas las áreas. La necesidad de reducir costes sanitarios, que consumen el 18% del producto interior bruto del país, es inmensa. La intención por parte de Biden de mantener y desarrollar Obamacare sin duda seguirá aumentando la demanda de innovación en este sector.
- Infraestructuras: Un problema recurrente del país es el elevado grado de obsolescencia de sus carreteras, puentes, presas, aeropuertos y otras estructuras básicas para la economía. Hay una enorme necesidad de reparación y de nuevas obras en muchas ciudades.
- Servicios virtuales: La pandemia ha reducido enormemente la importancia de la ubicación geográfica de las personas, Son mucho más relevantes el talento y la flexibilidad. Esto abre oportunidades a empresas y profesionales de todo el mundo que puedan proporcionar servicios de valor a distancia.
- Reshoring / nearshoring: Las disrupciones sobre las cadenas de suministro ocasionadas por COVID-19 han creado una tendencia a recuperar la producción doméstica o trasladarla a países cercanos o de bajo riesgo. Empresas que puedan abrir centros de producción en EEUU o en Méjico (gracias al tratado de libre comercio) tendrán acceso a oportunidades de gran interés.
- Productos castigados por aranceles durante la era Trump, como muchos tipos de vinos, quesos aceitunas y otros productos de origen europeo, podrían verse favorecidos por la esperada reducción de la tensión comercial.
- Marihuana: No es broma. En los últimos años ha existido una legalización progresiva del consumo, posesión y comercialización de los productos derivados de esta planta a nivel estatal. Existen todavía algunas barreras y regulaciones federales a nivel federal que es más probable que se modifiquen con una administración del partido demócrata y un control del Congreso.
8. Conclusiones
Sin duda con el nuevo Presidente Biden se abre en EEUU una etapa que marcará enormes diferencias con respecto a la anterior. Aspectos como comercio internacional, relaciones con la Unión Europea o inmigración se verán afectados, con toda probabilidad, por cambios que deberían favorecer la entrada de las empresas internacionales al que sigue siendo por múltiples motivos el mercado más atractivo del mundo.
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